domingo, 19 de mayo de 2013

Doble vida.


Cuando se lleva en el alma algo tatuado es imposible despegárselo, ya se convierte algo inherente a la persona, cualquiera que escuche mi historia pensara que si en verdad tuve la necesidad de hacer eso, pero cuando uno nace para algo el destino se hace cómplice para cumplir esa finalidad. Primera vez que confieso mi historia, es algo que no acostumbro a hacer, pero uno no puede llevarse los secretos a la tumba, porque después uno no queda marcado en el tiempo o en la vida de alguien.  
El inicio de mi vida fue igual a la de los demás, nací algún día de algún año, dependía de mis padres hasta cierta edad, hasta que pude hacer ciertas cosas independientemente, pero aún seguía viviendo bajo su techo, mi infancia fue bastante tranquila, acorde a mis edades y mi nivel social, éramos una familia bien acomodada de la clase media, mis padres me daban los que podían y cuando podían, era la consentida de la abuela y me cocinaba todo lo que quería.
Mi vida y mi mundo cambio cuando entre en la adolescencia, mi cuerpo cambiaba pero no entendía para que cambiaba, sabía que era natural pero no sabía cuál era la finalidad de los cambios. Una noche, siempre tuve la costumbre de ver televisión hasta tarde, entre matices de colores y cambio de canales buscando que ver entre los canales, observo dos cuerpos desnudos, en verdad me llamo mucho la atención, deje el canal, seguí observando a medida que la escena sentía que mi cuerpo experimentaba sensaciones que estaban dormidas hasta ese momento, era la primera vez en mi vida que veía una porno, sabía que existan, pero nunca me llamo suficientemente la atención hasta este momento, a medida que se tornaba más profunda la situación mi cuerpo iba experimentando sensaciones placenteras, pues así fue la primera vez que experimente en qué consistía excitarse o como se dice vulgarmente, me moje. En serio no sé cómo termine aquí, yo no soy ninguna criminal, al menos que asesinar a alguien en la mente sea un crimen tipificado, si lo es no lo sabía.
Después de ese momento, sentí mucha curiosidad, seguí investigando, pero después no le di mucha importancia, pasaron los años, mi cuerpo siguió cambiando y seguía completamente ignorante a esos cambios. Uno de mis tantos novios, este tenía algo especial, cosas típicas que dice una  del noviecito que le marca la vida en la época del liceo. Estando los dos solos, a esa edad es imposible tener tanta privacidad como en ese momento, entre besos y caricias se despertó aquella sensación que pensé que había desaparecido, de pronto se volvió una sensación como de sed o hambre, solo que no sabía cómo saciarla, pero gracias a mi compañero descubrí cual es la fuente infinita de placer, el sexo. Escucho a lo lejos "por ahí viene un policía", usare mis encantos a ver si me regala un cigarro, si estaré aquí que por lo menos sea agradable mi estadía  muy amablemente le pido un mísero cigarro, y por primera vez veo que un policía sede, siempre he pensado que son las personas con un ego infinito más inmenso que el mar, pero esta vez pegue una.
Después de ese novio, tuve otro,  otro, otro, otro, otro y muchos, de ahí fui adquiriendo fama de que era buena cama, nunca caí en las malas lenguas de las mujeres, sino en las buenas de los hombres, entre ellos se comentaban, y hasta deseaban tenerme en su cama. Un día llego un chico, primera vez que lo veía por la zona, él me dice quiero hacerlo contigo, y yo será posible, pero es un alto precio, en verdad lo dije en broma pero nunca me retracte, y el muy decidido me dijo, dime cuanto y yo tendrás, esa fue la primera vez que fui una profesional del arte sexual, ese fue mi pequeño e insignificante comienzo. Entre susurros escucho "esa muchacha es bioanalista ¿por qué estará aquí?", yo tampoco sabía porque estaba ahí, aunque les confieso no es tan malo como dicen en los documentales, me dejan fumar y hasta café te dan.
A mí no me molestaba nada confesar que soy una prepago, como dice la sociedad, aunque la verdad me considero una profesional del arte del sexo, "mija ¿y el amor que?", dice una mujer que me escuchaba, "ay señora, me enamore pero el muy condenado se fue con otra porque tenía más dinero", esa parte de mi vida no fue tan relevante. Mi madre siempre se preocupaba para que estudiara lo que quería, solo que ella no sabía que en mi verdadera profesión ya estaba graduada, la verdad es que soy bioanalista, profesión fácil y bien pagada, buena para aparentar, mientras que en mi otra profesión cada cliente era diferente, algunos consideraban que el amor era lo que conseguían mientras disfrutaban el olor de mi cabello en alguno de los juegos que solicitaban, algo si era cierto nada me sorprendía, todos con gustos diferentes. Algunos pedían que me disfrazara de secretaria, otros que usaran juguetes, en fin. A muchos le encanta la idea de tener una mujer que esté dispuesta a todo por una buena remuneración monetaria, ya que sus esposas o novias son muy básicas y eso a la larga aburre.

He estado en cama de muchas personas, eso sí, si te veo no te conozco, la discreción era mi principal principio, ya que las prostitutas no son bien vistas en la sociedad.  He aprendido a llevar una doble vida, tranquila pero a la vez llena de lujuria, me encantan mis profesiones, una más que otra, pero igual las disfruto  tal vez hoy pueda estar en la cama de alguien y mañana sacándole la sangre a cualquiera, siempre y cuando no siga condenada por defenderme de un hombre que solo quiso violarme.

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