domingo, 24 de marzo de 2013

Sociedad, ¿Te crees mi dueña?


Para la suciedad, porque se lo merece

Después de tanto leer, empezar a analizar y comprender como funcionan los convencionalismos sociales, empecé a creer que no éramos tan libres como pensábamos, porque me di cuenta que nos convertimos en esclavos de la sociedad. Los convencionalismos sociales, es decir las normas que rigen la vida en sociedad, son heterónomas, es decir que a la hora de toma decisiones tiene que ver lo que piensan los demás, si se supone que somos libres ¿por qué debemos soportar que otros intervengan en nuestras decisiones y acciones?, si la libertad, al menos para mí, está en obrar sin estar pendiente de las críticas de lo demás, eso sí obrando dentro el margen de lo legal o que no dañe a nadie. No entiendo y nunca entenderé el afán o la necesidad de criticar o de juzgar a las personas, aunque hay antes de actuar hay pensar que se hará y porque, no sé qué ganancia hay en criticar o juzgar, es preferible brindar un consejo y se benefician los dos, el que lo brinda es bondadoso y el que lo recibe es más sabio, aunque si hay cosas que no importan, simplemente se ignoran y listo. El problema está en que las personas son menos felices porque se ocupan en cosas sin sentido ni importancia, si tan solo usaran ese tiempo para hacer las cosas que le gustan, habrían personas más felices y libres.
Otra cosa que me asombra mucho es el rechazo a lo que es diferente, a la falta de tolerancia y de respeto en estos días es impresionante, dentro de esto entra las diferencias políticas, religiosas, morales, y hasta musicales, el simple hecho que una persona piense diferente, no lo convierte en tu enemigo, más bien en el mundo hay 6mil millones de personas diferentes, ningún continente es igual, nada es igual, las diversidades en general es lo que hacen que este planeta será maravillosamente perfecto, a la final todos somos hermanos porque vivimos en la misma casa, es decir el mismo planeta, y los hermanos son diferentes, lo que debemos es respetar, aceptar y tolerar las diferencias de los demás, porque si no aceptamos a nadie, nadie nos aceptara.
Ahora, sociedad, ¿te crees mi dueña? El simple hecho que tena alrededor muchas personas no tienen ni el poder ni el derecho de criticarme ni mucho menos juzgarme, yo actúo para mí, no para ello, lo cual deberían hacer todos, lo hago para mi felicidad, no para la de ellos. Cada quien es dueño de sus pensamientos, acciones, palabras, decepciones, alegrías, felicidad, tristeza, tú eres tu dueño, antes de criticar trata de comprender a esa persona, dale un consejo, ocupa tu tiempo en cosas que te hagan feliz, como ver una película o comer un helado, se dueño de tu personalidad, usa camisa que tanto te gusta o esos zapatos que te encantan, y sal a la calle feliz. Se agradecido con la vida, ama lo que te rodea, acepta las diferencias del otro, que ese puede llegar ser tu mejor amigo o tu pareja, ignora todo aquello que te atormenta, se aventurero, prueba cosas diferentes, ríe hasta que se te salgan las lágrimas, no dejes que los problemas te consuman, mejor aún aprende de ellos, y si te critican y te juzgan haste el loco y no caigas a su nivel, escucha esa canción que te encanta y báilala, en fin, se libre y sobre todo feliz sin importar lo que dice la dañina sociedad.

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