En memoria de mis abuelo y todos los abuelos del mundo.
Hola
señor, ¿cómo le va?, olvidemos las formalidades que esto no es un texto
epistolar, de esas cosas no vengo a hablar, quisiera saber cómo le va.
Estaba
buscando otra manera de comunicarme, pero en el cielo no dejan tener celular, y
no me quedo más que recurrir a este método, antiguo pero bueno. Nunca fuimos
tan unidos, pero como me dolió saber que ya no estas, creo que esto nos dio
oportunidad de conocernos más. Dicen que hay que rezar por los muertos, pero tú
sabes que yo no confió mucho en eso y prefiero conversar con Dios o con mi
conciencia, aunque ambos sabemos que mi religión es el amor y la música.
No
sabes cuánto te he echado de menos, pero creo que la mejor forma de recordarte es
siendo fuerte y alegre como tú, esos son los mejores regalos que te puedo
hacer.
No soy
de esas que se expresan su tristeza llorando por todos lados, siempre recuerdo
la palabra “Fuerza” porque me recuerda a ti y a mi mamá, aún no supero esto,
creo que un mal juego de mi subconsciente.
¿Sabes?
Para mi eres un héroe, haber ayudado a tantas personas y por haber hecho feliz
a más personas aún, eres el angelito negro que más quiere Dios, por ser tan
bueno como él. Cambiaria todo lo que tengo y no tengo para darte un abrazo y me
digas “Dios me la consuele”. Hace tiempo que no nos visitas en la casa o nos
fastidias mientras cocinamos.
Yo sé
que estas más tranquilo al saber que soy buen estudiante, y espero ser la mejor
constitucionalista embajadora del país,
no sé si es de tu importancia pero tengo pensado hacerme un tatuaje en tu
memoria, y adoptaré a tus periquitos, para ayudar a mi abuela, y el podre de
Fernando pregunta por ti.
Bueno
abuelo… nos vemos en el cielo, todo esto era para decirte que te extraño mucho.
Con mucho amor, Lorenita.